Os hablo hoy de un lugar al que debéis ir (sí, casi obligatoriamente) si tenéis alguien en vuestra familia al que le guste Star Wars. Debéis ir… y que esa persona vaya con vosotros, se entiende.
Valoria la Buena es un pequeño pueblo de la provincia de Valladolid, a medio camino entre las ciudades de Palencia y Valladolid, muy cerquita de Dueñas. Allí -en Valoria la Buena- se encuentra esta exposición permanente que nos brinda la oportunidad de pasear por los lugares y disfrutar de los personajes del universo de Star Wars.
Estos personajes son esculturas creadas por Juan Villa, también responsable del estupendo y realista atrezo que acompaña al programa televisivo Cuarto Milenio.
Son esculturas, decíamos. Es decir, no son personajes articulados, no son actores. Esculturas situadas en un entorno perfectamente ambientado, gracias a los decorados, las luces y la música. Sobre la música, diré que fue estupendo salir del coche (se puede aparcar dentro, sin coste) y escuchar la inconfundible melodía de la cantina de Mos Eisley.
Antes de ir os recomiendo revisar horarios y precios, aunque -grosso modo- en verano está abierto de miércoles a domingo, en invierno está abierto los fines de semana. También tendréis la oportunidad de comprar algún recuerdo en su tienda.
No puedo terminar sin hacer mención a la amabilidad y profesionalidad de sus empleados, tanto en el trato personal como por correo electrónico.
Para Irene y Dani, creadores de momentos únicos e inolvidables. Os quiero.
¡Oh niebla del estado más sereno, Furia infernal, serpiente mal nacida! ¡Oh ponzoñosa víbora escondida De verde prado en oloroso seno!
¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno, Que en vaso de cristal quitas la vida! ¡Oh espada sobre mí de un pelo asida, De la amorosa espuela duro freno!
¡Oh celo, del favor verdugo eterno!, Vuélvete al lugar triste donde estabas, O al reino (si allá cabes) del espanto;
Mas no cabrás allá, que pues ha tanto Que comes de ti mesmo y no te acabas, Mayor debes de ser que el mismo infierno.
En una sociedad en la que cada vez tenemos menos tiempo resulta reconfortante descubrir que incluso un breve paseo (2 minutos, no se puede pedir menos) nos ofrece beneficios: principalmente nos ayuda a regular los niveles de azúcar.
Personalmente, siempre he sido de trabajar -salvo cuando estoy frente al ordenador- paseando, ya desde mis tiempos de estudiante. Lo hacía simplemente porque me era más cómodo y relajante, y me ayuda a asimilar y pensar mejor. Ahora, además, sé que me ayuda a regular mis niveles de glucosa.
En el estudio que enlazo más abajo (un meta-análisis) se nos indica que incluso estar de pie ya ayuda (aunque no estemos paseando, aunque no estemos caminando a buen ritmo).
Viajamos hoy a Asturias y a ese prerrománico que forma parte de la memoria común, a una iglesia construida en el siglo IX y “descubierta”, siglos más tarde, por Gaspar Melchor de Jovellanos.
Cobijo durante la revolución de 1934, monumento histórico artístico desde 1885, Patrimonio de la Humanidad desde 1985, esta iglesia presenta una planta de cruz griega, no muy habitual en el prerrománico astur.
De Jose Luis Martinez Alvarez – Flickr, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3521009
Tengo la sensación de que, en un error del que nos arrepentiremos, estamos alejando a la infancia y a los más mayores de nuestras vidas.
Comenzamos dejando de nacer y morir en casa para hacerlo en hospitales. Pero es que eso, que en general tiene explicación lógica y entendible, dio luego paso a que los primeros y los últimos años de nuestras vidas también los pasemos sin los nuestros: guarderías y residencias o centros de día, se “ocupan” de nuestros seres queridos para permitirnos trabajar.
Y este es el punto que me gustaría traer a esta red: así como algunas empresas ya tienen guarderías para que los pequeños puedan estar cerca de sus padres, creo que sería bonito y, sobre todo, necesario, de que nuestros mayores estén también cerca de nosotros. Desconozco si alguna empresa ha planteado o incorporado eso a sus planes, pero me encantaría saberlo.
Hoy os recomiendo una ruta que tuvimos oportunidad de disfrutar hace unas semanas: la tejeda de Tosande, cerca de Cervera de Pisuerga, en el norte de Palencia.
Es una ruta en la que tendremos oportunidad de disfrutar de paisajes muy diferentes: robles, hayedos, pradera y, por supuesto, tejos.
El tejo es un árbol que ya en soledad es noticia. Imaginaos un bosque con más de setecientos. Un lugar de cuento, realmente.
Es una ruta de unos 10 kilómetros, sin grandes desniveles (hay una buena subida desde la pradera hasta el hayedo que oculta la tejeda, pero no es más que eso: una buena subida que se puede realizar caminando).
Este álbum de Serrat, con unos escogidos e inolvidables poemas de Antonio Machado, es uno de mis favoritos. Me ha acompañado en varias épocas de mi vida, sobre todo en una especialmente compleja por carga de trabajo, y lo asociado a ese trabajo conseguido y a los descansos que lo acompañaban.
Los poemas seleccionados son Cantares, Retrato, Guitarra del mesón, Las moscas, Llanto y coplas, La saeta, Del pasado efímero, Españolito, A un olmo seco, He andado muchos caminos, En Colliure, Parábola. Una colección imprescindible.