Bonita y elaborada expresión para esos momentos en los que alguien intenta justificar con un argumento que nada tiene que ver con el tema que en ese momento nos ocupa, mostrando en muchas ocasiones lo poco claro que nuestro interlocutor tiene el tema que se está tratando.
Es esta una expresión que siempre me ha parecido tremendamente culta, quiero pensar que más por lo de témporas que por lo de culo, claro. Aunque todos tenemos claro qué es un culo, no sucede lo mismo con las témporas.
Las témporas son, en su acepción más habitual, los tiempos litúrgicos dedicados a la penitencia y al ayuno. Aunque, hasta donde yo sé, ese tiempo es fundamentalmente la Cuaresma -y quizá, en cierto modo, el Adviento, por lo que tiene de preparar el camino.
En una segunda acepción, he descubierto que también se conoce como témporas a las sienes (de ahí el nombre de hueso temporal). Y quizá la expresión que hoy analizamos sería más razonable -si es que razón se busca.
No confundamos, pues, el culo con las témporas, hablemos de sienes, de ayunos o de cualquier otra acepción que se nos pueda estar escapando.