Merecido, merecidísimo nombre tiene este pórtico, obra del Maestro Mateo, construido por encargo del rey de León Fernando II entre 1168 y 1188.
Estamos ante un pórtico románico, pero en sus figuras -ya maravillosamente expresivas- ya se adivina el nuevo arte que estaba llegando a la Península Ibérica a través, precisamente, del Camino de Santiago.
El pórtico que podemos ver hoy no es exactamente el original: algunas figuras se eliminaron cuando Casas Novoa creó la también inmortal fachada del Obradoiro.