Proviene esta expresión, al menos, de la Edad Media. Junto con los cuatro elementos de la naturaleza: agua, fuego, tierra, aire, se creía que existiría un quinto elemento -el éter-, que sería la quintaesencia, (quinta essentia, en latín).
Esa quintaesencia era objeto de búsqueda por parte de aquellos antecesores de nuestros químicos, los alquimistas.