Este principio establece que el 80% de los efectos proviene del 20% de las causas. Esta observación fue realizada -y enunciada- en 1906 por el italiano -nacido en París- Wilfried Fritz Pareto, más tarde Vilfredo Federico Pareto.
Es aplicable a multitud de situaciones, desde el estudio para un examen hasta el desarrollo de un proyecto de software.
Si tan solo con el 20% de las causas logramos el 80% de los efectos (y en ese 20% de las causas convendrá centrarse en muchas ocasiones), se puede colegir que parar lograr el 20% restante de efectos, deberemos poner en marcha el 80% de las causas.