Un niño al que no se le permite desobedecer nunca sabrá si se está comportando bien.
Un niño al que se incita a no desobedecer mediante premios y castigos tampoco podrá saber nunca si se está comportando bien o si simplemente está buscando lograr el premio o evitar el castigo.
Solamente cuando se evitan esos factores externos podrá ese niño confirmar que su buen (o mal) comportamiento es sincero.