Bueno. Ya estamos de nuevo -a raíz de una campaña publicitaria- con el debate de si Sanxenxo o Sangenjo, A Coruña o La Coruña, y demás.
Por una parte, tenemos claro que la legislación deja claros cuáles son los topónimos oficiales. Pero seamos honestos: esto no nos importa lo más mínimo. Si en el futuro -no lo quieran los dioses- se produjeran cambios en la legislación que establecieran como oficiales los topónimos en castellano, no pasaríamos a hablar de Sangenjo por ello. Así que no sirve como argumento el de la legislación (salvo que estemos en textos oficiales, lo cual no sucede ni en campañas publicitarias ni en el habla coloquial ni en los mapas de Google).
Por otro lado, los topónimos no se traducen. Quiero esto decir que esas bromas -geniales, debo decir- de Desván por Sobrado, San Ginés por Sanxenxo o Roblecito por Carballiño se quedan en bromas. Jamás en castellano se ha referido así nadie a esos lugares.
Finalmente -aquí está la enjundia-, cada lengua tiene su forma de referirse a los lugares. Nos da igual que la forma oficial sea London, Badajoz o Jaén, que en gallego decimos Londres, Badaxoz o Xaén. Y esto no es porque sea traducción (no buscamos el significado en el idioma origen y lo traducimos al gallego), sino porque en castellano se dice de un modo y en gallego de otro. Llegando al extremo, podríamos hablar de ese entrañable Capetón para referirse a Ciudad del Cabo (Cape Town).
Así que si en castellano el pueblo -que es quien crea las lenguas- se refiere principalmente a Sanxenxo como Sangenjo, así se va a quedar. Otra cosa es que hagamos campaña para que usen Sanxenxo, que estamos en nuestro derecho también.
Hasta la próxima, que seguro que este tema acaba volviendo. 🙂