Los relaciono, principalmente, con Italia, aunque no son únicos de ese bonito país. Campanarios exentos, completamente independientes de la iglesia a la que sirven (en ocasiones también el baptisterio, lugar para los bautizos, también era un edificio independiente).
Con la palabra “independiente” me refiero simplemente a que estaban separados físicamente. Obviamente son dependientes en función y -normalmente- en estilo arquitectónico.
El campanile de Florencia y la torre de Pisa son mi primer pensamiento cuando hablamos de estos edificios. Pero no solo Italia, decíamos. En España tenemos algunos ejemplos también; y de ellos me quedo con el de Santa María de Lebeña, en Cantabria. Una joya prerrománica fuera de Asturias.