Usamos este sonoro término para referirnos -así nos lo detalla la RAE, en su segunda acepción- a una “acción o comportamiento público disparatados o ridículos”.
El origen de este término se encuentra bien lejos de España. Tenemos que viajar hasta Rusia y su mar Caspio y allí encontraremos la ciudad de Astracán, en donde nació un género teatral que lleva su mismo nombre y que busca conseguir la risa a través del disparate. Efectivamente, mediante astracanadas.