Hay una cuestión previa a esta, que es aquella que plantea si es o no contraproducente obligar a la lectura. No es la que planteo hoy en este post.
La cuestión que analizamos hoy se refiere a si debemos pedir que lean a los clásicos (y, dentro de aquí, si deben ser versiones adaptadas), o si, por contra, debemos sugerir que lean obras actuales.
- dificultad: de entrada, y de forma general, las obras actuales son más fáciles de leer que las clásicas, lo cual ayudará a la lectura y a su hábito. Sin embargo, no creo que debamos infravalorar el talento de nuestros chavales: tengo claro que están capacitados para leer, entender y analizar obras clásicas.
- cultura general: hay una serie de obras que son parte de nuestra cultura (local, nacional, continental y mundial) y que deben sin duda ser conocidas -y, a ser posible, leídas- por un estudiante que completa su educación obligatoria.
- labor ejemplarizante: diría que es el factor común de la literatura actual para adolescentes: siempre hay una enseñanza y/o una crítica de la que se puede aprender (pienso que este enfoque ejemplarizante es algo que quedará como característica de la literatura de esta época).
En mi opinión, lo ideal sería combinar clásicos y contemporáneos, ya que eso nos permitiría conseguir lo mejor de los dos mundos.