Son un tipo de versos en los que faltan todas las sílabas a partir de la última tónica. El nombre de “versos de cabo roto” se lo dio Miguel de Cervantes:
Soy Rocinante el famo(so) bisnieto del gran Babie(ca) por pecados de flaque(za) fui a poder de un don Quijo(te)
En la novela La pícara Justina (atribuida a Francisco López de Úbeda) se les da el nombre de “versos de pies cortados”; tenemos aquí otro ejemplo:
Yo soy due(ña) Que todas las aguas be(be) Escuch(a) que quier(o) pintá(r) Un mapamund(i) generá(l) De montañé(ses) y asturiá(nos) Desde el cocó(te)1 hasta el zapá(to)