Como sociedad, hablo. Y, en particular, me centro en los jóvenes. Personalmente percibo que mientras que los contenidos que se tocan son quizá más completos y complejos que los de nuestra época, la forma de aproximarse a ellos y la forma de evaluar el conocimiento adquirido es menos exigente. Y me apena especialmente la razón tras esa menor exigencia: ese consenso adquirido de que nuestros jóvenes no deben ser exigidos.
¿Por qué? No son más tontos que nosotros, pero estamos haciendo todo lo posible por que lo sean.