Hace unos días apareció una pizarra en Melide, un pueblo de Galicia. Con su cuidada caligrafía, con su obligada fecha en la parte superior, con su letra elle (gracias por la observación, Dani).
Me pregunto cómo se sentiría un alumno de hace cuarenta años si apareciera en un colegio de hoy. Me pregunto cómo se sentiría un alumno de hoy si apareciera en un colegio de hace cuarenta años.
Solemos criticar la escuela y el sistema educativo diciendo que no ha cambiado nada (en lo fundamental) en los últimos siglos. ¿Es así? Me atrevo a decir que sí que hay mucha diferencia y que ese alumno al que hacemos viajar en el tiempo percibiría grandes cambios.
¿A quién le costaría más adaptarse, al de hace cuarenta años o al de hoy?
Se me ocurre que el de hace cuarenta años vería algo más difícil la materia y mucho más fáciles los exámenes. Se me ocurre que el de hoy sufriría manteniendo las formas y tomando apuntes.
Y los profesores. ¿Qué sucedería si hiciéramos viajar a los profesores? Pienso que el del pasado tendría que escuchar quejas de alumnos (y de padres) por ser incapaces de tomar nota de lo que el profesor dice. Y diría que el del presente quizá recibiría quejas de padres por cantidad de tareas enviadas a casa. Indico esto último porque tengo la impresión de que a veces los chicos dedican mucho tiempo a hacer las tareas… pero también reflexiono que quizá es más por falta de concentración que por carga de trabajo.