He tenido ocasión de verlo desde la lejanía, pero nunca de acercarme a él (ni a esa ciudad que alberga a La Bella, y que bien merece una visita). Esta obra de Victorio Macho, el cristo más alto de España, se yergue sobre su otero, sobre su ciudad y podríamos decir que sobre toda la Tierra de Campos.
Se ubica sobre un cerro testigo, tan habituales en esa zona de la península (un cerro testigo es una elevación, con su característica cumbre plana, sobre una gran extensión, también plana) y se caracteriza por su hieratismo y sus grandes dimensiones (más de veinte metros de alto).