Probablemente el único proyecto al que renunció fui yo.
(Hans Albert Einstein, hablando sobre su padre, el físico Albert Einstein)
No es este post, que comienza con esa tristísima cita, un post de acusación sobre Albert Einstein, sino de acusación sobre lo complicadísimo que es conciliar. ¿Es posible dedicarse en plenitud al trabajo y a los hijos? Es evidente que no, no podemos dedicar nuestras 24 horas a ambos. Así que no queda otra opción que buscar un equilibrio. Equilibrio en el que, si alguien debe salir perjudicado, sea el trabajo (y, por lo tanto, el dinero), no nuestros hijos y nosotros.
Y la solución no es -no puede ser- que otros se ocupen de nuestros hijos (léanse escuelas infantiles, personas contratadas para el cuidado o familiares que se ocupen los pequeños). La única solución posible es dotarnos de medios para que seamos nosotros quienes podamos ocuparnos. No es un camino fácil, y posiblemente nunca se alcance el destino deseado, pero cuanto más cerca estemos del mismo, mejor será esta sociedad.