Este juego de Fabrizio Tronchin e ilustrado por Quim Bou nos ofrece un bonito día de pesca… sin salir de nuestra casa, lo cual es ideal en estos tiempos de #quedateencasa. Nos encontramos con cartas de tres tipos: los peces (y demás objetos que se pueden encontrar en el mar, como perlas o botas… y peces monstruo, que no dejan de ser peces), las cañas para poder pescar (con algunas especiales) y los cebos, por supuesto, ya que sin ellos no se puede pescar (también con algunos cebos especiales).
La partida comienza colocando las cartas de pez sobre la mesa, sin ningún orden en especial (como si las tiráramos descuidadamente). Una vez desperdigadas las cartas sobre la mesa… ya están los peces en el mar.
Para poder pescar es necesario que cada jugar tenga caña (se le asignan tres cartas de caña a cada uno) y cebo (se le asignan tres cartas de cebo a cada uno). Y comienza la ronda: cada jugador escoge sus cartas de caña y de cebo (ambas son necesarias) y las muestra, a la vez que los demás. Los números asociados a las cañas deciden el orden de tirada de caña (el orden en el que los jugadores escogen los peces); los números asociados a los cebos nos indican si tenemos suficiente para el pez que nos ha tocado. Por supuesto, hay factores, en forma de cartas especiales, que pueden hacer cambiar esos valores asociados a las cañas y a los cebos.
Por si fuera poco, disponemos de un sistema ultraavanzado llamado ProPez 2020 que nos permite aproximarnos al valor del pez en cuestión antes de sacarlo del agua. Por ejemplo, el sistema ProPez 2020 nos puede decir que el pez tiene un valor entre 3 y 6, lo cual nos sirve de aproximación a lo que nos vamos a encontrar cuando capturemos el pez.
En resumen, es un juego divertidísimo para todas las edades (a partir de seis años), cuyas partidas tienen una duración estimada entre 15 y 20 minutos (cómo nos gusta siempre que den esta información) y para un número de jugadores entre 2 y 6.