En esa ciudad del cielo, en esa medina diamantina que cantó Gerardo Diego, se alza desde hace dos mil años el único arco de tres vanos de España.
Aunque no se conserva en buen estado su decoración, debido a las inclemencias meteorológicas que afectan a esa maravillosa localidad, el arco sigue ofreciendo su imponente imagen tanto desde la distancia, disfrutándolo desde el valle del Jalón, como al lado del monumento.
La primera vez que tuvimos la suerte de disfrutarlo era de noche y estaba sin iluminación, y os prometo que la sensación de tenerlo casi al lado y estar a oscuras fue inolvidable. Después tuvimos más ocasiones de visitar Medinaceli (que merece una y mil visitas, y no solamente por el arco). Guardamos bonitos recuerdos allí con mis padres, con Marimar y con Nacho.
Como curiosidad, os diré que el símbolo que se utiliza en las señales de tráfico de España para indicar la presencia de monumentos es este arco.