Habitualmente usamos la expresión “Ojo por ojo, diente por diente” de forma muy peyorativa (y, ciertamente, en la sociedad actual lo es). Sin embargo, esta frase, y la ley que resume (la Ley del Talión), no siempre tuvo las connotaciones negativas que ahora le atribuimos y, en su momento, supuso un gran avance para evitar la venganza: por primera vez se indicaba que el castigo debía ser proporcional al delito cometido.
El Código de Hammurabi, que aplicaba la Ley del Talión a casos concretos, data del año 1792 a.C. Aunque no siempre se aplica la reciprocidad exacta, sí en algunos casos. Me quedo con el artículo 230 que, de tan exacto, raya en el absurdo (la transcripción es mía):
Si un arquitecto construye una casa para otro, no la hace sólida, y la casa construida se derrumba matando al hijo del propietario, se matará al hijo del arquitecto.
me ayudo mucho