Desconozco cuán cierta es esta historia, pero espero que se non è vero, è ben trovato. En el compostelano Pórtico de la Gloria, esa maravilla románica creada por el Maestro Mateo, podemos ver, entre otros muchos, al profeta Daniel con una sonrisa única. Debido a que enfrente hay una figura femenina, rápidamente se dio por hecho de que aquella sonrisa iba por la mujer.
Las curvas en las que Daniel fijaba sus ojos eran demasiado evidentes, así que se cuenta de que tanta voluptuosidad hubo de ser disminuida a golpe de cincel y martillo.
Cincel y martillo que acabaron con aquellos pechos, pero que no pudieron impedir que los muchos y buenos maestros queseros de la zona decidieran crear un queso único, a modo de recordatorio: el riquísimo queso de tetilla (que, si no has probado, te recomiendo ya mismo: solo, con membrillo o con lo que quieras). Un queso que, según nos contaba Plinio hace dos milenios, era muy sabroso y con forma de mamulas lactem, lo cual no es demasiado coherente con la sonrisa de Daniel y la magnífica obra del Maestro Mateo, pero que no impide que nos deleitemos con el queso y con la contemplación de esta catedral única.