Esa es la cuestión. Estamos en una situación muy especial (para nosotros, no para este planeta en el que las desgracias no son pocas: guerras, hambre, pobreza): vamos a estar unos meses (unos meses, en principio) sin poder ir presencialmente al colegio.
Y surge la gran duda: seguir avanzando con la materia provoca que algunos niños queden más descolgados todavía. Y es cierto que en algunas familias, por motivos económicos o de falta de disponibilidad, atención o intención de los padres, los niños no pueden seguir la materia. Y ya tenemos el concepto empatía: si hacemos que se siga dando materia, que no haya aprobado general (que esta es otra: la inevitable relación entre aprendizaje y notas), estamos cayendo en una falta absoluta de empatía con los pequeños que no tienen tantas posibilidades.
Así que nos ponemos en el escenario en el que no se avanza materia. ¿No os parece que ahí todavía incrementamos más las diferencias, que establecer esa condición hará que unos sigan aprendiendo y los otros aprendan aún menos de lo que iban a aprender?
Os dejo la reflexión, queridos.