Durante la II Guerra Mundial (y en plena época de persecución de los judíos) el médico polaco Eugeniusz Sławomir Łazowski, que había descubierto que si se inyectaban bacterias de tifus muertas a un paciente, este paciente daba positivo en los análisis de tifus, sin padecer los síntomas.
Sabiendo eso, no tardó en darse cuenta de que podría crear una falsa epidemia que pudiera salvar a todos los “enfermos”. Consiguió, junto con un amigo, salvar a 8.000 personas. Héroes. Héroes a los que debemos todo.