Esta expresión, que es también el título de una comedia de Bretón de los Herreros, se refiere a ese conjunto de costumbres, formas y maneras aprendidas en nuestra vida y que nunca desaparecen por completo, pese a cambiar de estilo de vida. Normalmente se utiliza en referencia a una persona “de pueblo” que pasa a vivir en la ciudad y, como podéis suponer, muchas veces se utiliza en sentido negativo. Algún ejemplo: “se le nota el pelo de la dehesa” o “aún no se le ha caído el pelo de la dehesa”.
Y no. No es “el pelo de la de esa”.