Es costumbre que, antes de un estreno teatral, se desee a los involucrados “mucha mierda”. El motivo no está en las supersticiones a las que son tan aficionados algunos famosos, sino que es bastante más real:
Cuando, hace ya muchas décadas (siglos, incluso) se estrenaba alguna obra teatral, se podía medir su éxito por el número de carros de caballos que se veían en los alrededores del teatro. Los caballos hacían sus necesidades en la calle y la dejaban llena de … mucha mierda.