Hoy os presento un experimento que me ha parecido precioso. Una chica se sienta a leer un fragmento de un libro. Tranquilamente. Mientras avanza en la lectura, es estimulada sexualmente (de forma oculta para el espectador), y el camino por el libro se entrecruza con el camino hacia el orgasmo.
Como no podía ser de otro modo, este experimento ha sido criticado. Y ha sido criticado por querer etiquetarse como arte. Para mí, desde luego, sí es arte. Es arte porque habla del placer y porque produce placer en quienes lo vemos. Es arte porque no deja al espectador indiferente. Es arte porque es original.
Personalmente, me encantan dos cosas: la primera es que, por mucho que la protagonista quiera abstraerse del placer que la está transportando al orgasmo, no puede; la segunda es que se entrecruzan dos bonitos placeres: la lectura y el sexo. ¿Quién da más?
Este experimento es del cineasta y fotógrafo Clayton Cubitt.
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