Como sabéis, en política se utiliza la nomenclatura de “derechas” e “izquierdas” para indicar la orientación de cada grupo.
Esta primera explicación no es la correcta, pero me la he inventado yo y me encanta ;).
Debemos viajar a París, a la isla del Sena en donde se encuentra -entre otras joyas- la imponente catedral de Notre Dame. Allí, situados en entre sus torres, encontramos la explicación a los términos que nos ocupan: a la derecha se encuentra la zona de la nobleza, de los palacios, el súmmum del conservadurismo. Sí dirigimos nuestra mirada a la izquierda veremos el Barrio Latino, la zona de los estudiantes, la esencia misma del avance y del cambio. Y, en medio, la Iglesia, rara vez equidistante pero siempre con actitudes de uno y de otro bando (según con qué representante eclesial nos encontremos).
Hasta aquí, la explicación falsa. Ahora viene la correcta:
Tras la Revolución Francesa, en la Asamblea Constituyente, la distribución de los miembros en la cámara resultó ser esa, desde el punto de vista del presidente. Los que estaban a la derecha resultaron ser los de “derechas” y los que estaban a la izquierda, de “izquierdas”.
Bonus: hace unos cuantos años me tocó formar parte de una mesa electoral. Fue una bonita experiencia plagada de anécdotas. Antes de que llegara la gente para votar, coloqué las papeletas en orden, desde extrema izquierda hasta extrema derecha. Me pareció que eso facilitaría encontrarlas.