– Habitualmente mi esposa va al trabajo en autobús, pero algún día le apetece que la lleve o que la vaya a buscar. Y yo, por supuesto, le cumplo encantado el gusto.
– Qué buen esposo, qué maravilla, ojalá todas las parejas se llevaran así.
– Habitualmente mi hijo va al colegio en autobús, pero a veces le apetece que lo lleve o que lo vaya a buscar. Y yo, por supuesto, le cumplo encantado el gusto.
– ¿¿¿Qué??? ¿El niño decide si va en bus o en coche? ¿Según le apetezca? ¡Pero esto qué es! ¡Desde luego, [esto no lo dicen con palabras] qué mal padre!