Vamos a visitar hoy un lugar único, tanto por el idílico paraje en el que se encuentra como por la propia herrería en sí.
Nos encontramos con una herrería cuyos orígenes se han situado tradicionalmente en el comienzo de la Edad Media (siglo VII), asociándola a un monasterio o eremitorio. Investigaciones recientes la ubican en un periodo mucho más cercano, en los albores del siglo XIX. Bien podría ser -y esto es cosecha mía- que en ambos casos hubiera herrería, y que la del XIX fuera continuación o restauración de la del VII.
La herrería (también conocida como Fragua de Compludo) está totalmente restaurada y es funcional. Cuando la visitéis (cosa que os recomiendo hacer encarecidamente, ya que gustará a toda la familia), preguntad antes los horarios. Aunque ya os adelanto que, incluso sin poder entrar, merece sobradamente la pena.

