Sobre viajes de fin de curso

Escribo esto basándome en experiencias (algunas, cercanas; otras, muy cercanas) personales, así que no pretende ser un análisis científico ni objetivo.

He detectado que se han impuesto dos reglas que se dan casi por inamovibles.

  1. Aunque los profesores acompañan a los chicos, las actividades en destino son dirigidas por monitores, no por los propios profesores.
  2. Las actividades de aventura (adrenalina, tensión, emoción) son las estrellas -si no las únicas- del viaje. Otras actividades relacionadas con el disfrute de la naturaleza o con la cultura pasan a segundo nivel (si es que se dan). Y sí: estamos en un viaje de estudios.

Estoy en profundo desacuerdo con ambas. Me parece que los profesores -combinando su formación con su cercanía a los muchachos- son los ideales para dirigir cualquier actividad. Y, desde luego, no creo que dosis de adrenalina sea lo que nuestros hijos más precisan.

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