Esto (los riesgos del ocio nocturno, en donde las violencias son más toleradas, permitidas e incluso promovidas) es así por dos motivos: en primer lugar, porque el alcohol, que es la sustancia más presente en contexto de ocio nocturno funciona como un disparador y un potenciador de dinámicas persistentes relacionadas con las desigualdades de género y con una cultura profundamente machista.
Ana Burgos García
Y en segundo lugar -y lo que es más importante- porque hay una percepción social diferente y desigual del consumo en función del género: para los chicos el consumo es compatible con la expectativa de transgredir normas, en cierta medida, y de asumir riesgos, por lo cual se les exime de responsabilidad cuando cometen agresiones (“no sabía lo que hacía”, “estaba borracho”); sin embargo, las chicas, al transgredir esta norma de la prudencia y del no consumir muchas veces son culpadas de las propias violencias que reciben, el “tú te lo buscaste”.
Antropóloga. Observatorio Noctámbul@s. FSC.
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