El río Deva, en su camino hacia el mar Cantábrico, forma el asombroso y sobrecogedor desfiladero de La Hermida. Sobrecogedor y asombroso desde abajo, desde la carretera que acompaña al río, y desde el río que invita a un baño, con mayor intensidad si el tiempo es caluroso.
Sobrecogedor y asombroso, también, desde el mirador de Santa Catalina, al lado de los restos del castillo y no apto para quienes sufren de vértigo.
El camino hacia el mirador -se puede dejar el coche en un aparcamiento por un módico precio-, transcurre por un precioso bosque en que no estamos tan solos como podríamos pensar: además de la flora y fauna del lugar, nos vigilan y sorprenden algunos personajes de la riquísima mitología cántabra: anjanas, ojáncanos, entre otros cuantos.