De entrada, es necesario saber que hay tanto playas como mareas más proclives a la existencia de estos peces.
Una posible medida de protección es el uso de un calzado adecuado (fanequeras, así les llamamos aquí). De no tener ese calzado, es mejor caminar por la orilla arrastrando los pies, para de ese modo espantar al pez.
Si aún así nos pica, lo mejor es meter el pie en agua lo más caliente posible. Nos lo explican de maravilla aquí: