El filósofo austriaco Karl Popper planteó la paradoja de la tolerancia, que esgrime el argumento de que una sociedad completamente tolerante daría cabida a la intolerancia y, por lo tanto, su tolerancia será aniquilada.
Argumenta también Popper que esto no significa que no puedan darse ideas intolerantes, siempre y cuando haya un ambiente que permita el debate y la derrota de esa idea mediante la argumentación y el diálogo.