Esta fue la excusa -o el argumento, que aún me parece peor- que esgrimió la persona que hizo una pintada (su nombre y el de su novia) en el Anfiteatro Flavio, en el Coliseo de Roma.
Nunca achaques a la maldad lo que puedas achacar a la ignorancia, dice mi admirada Alicia. Pues necesitamos acabar con la ignorancia ya.