He terminado de disfrutar de esta serie, relacionada con el mundo del narcotráfico y ambientada en las Azores.
Nos retrata perfectamente el ambiente de una zona social y económicamente deprimida (Rabo de Peixe) y los cambios que allí suceden por culpa de un cargamento de droga que acaba apareciendo en sus costas. Está basada en un hecho real que ocurrió en 2011 y que ha provocado que la mitad de la población de esa freguesía tenga problemas de adicción a la cocaína a día de hoy.
No es una serie de narcotraficantes al uso, sino que nos cuenta la evolución de los personajes que ven sacudidas sus vidas por el mencionado incidente. Son unos personajes, a mi entender, muy ricos y complejos, ni puramente buenos, ni puramente malos, sino con sus luces y sus sombras. Con sus amores, sus miedos, sus preocupaciones y sus ilusiones.
La labor de los actores es magnífica, tanto la del trío protagonista, como la de los demás participantes en la serie. Eduardo (José Condessa, qué brillante su papel), Sílvia (Helena Caldeira, admirable la complejidad del personaje), Carlinhos (manifiesto mi debilidad por el papel de André Leitão, con momentos para enmarcar). No quiero dejarme a nadie, porque Kelly Bailey (Bruna), Rodrigo Tomás (Raphaël), Pêpê Rapazote (el tío Joe, ¿nos vamos a América?), Maria João Bastos (la inspectora) y todos los demás (me dejo a muchos, mis disculpas) están a una altura asombrosa y forman un elenco absolutamente deslumbrante.
Y hay que hablar, claro, de los paisajes. En una época en la que se usan los paisajes de las series para hacer promoción turística de la zona, incluso aunque la serie no valga gran cosa, aquí son un complemento perfecto -y un recordatorio para volver a visitar esas preciosas islas- para una serie que sí es merecedora de todo elogio.
- Rabo de Peixe el lugar, (en wikipedia).
- Rabo de Peixe la serie, (en Netflix).