Cada cuatro años se celebraban las Asclepeia, unas fiestas en honor al dios Asclepio, en su santuario de Epidauro. Estamos a comienzos del siglo IV antes de Cristo.
El escultor y arquitecto Policleto el Joven fue el encargado de construir un teatro en las cercanías, aprovechando la ladera de una colina para las gradas. El teatro -también el santuario- fue saqueado en los primeros siglos de nuestra era, aunque, gracias a las hierbas que lo cubrían, pudo salvarse casi íntegramente.
Pasaron los siglos y el teatro fue quedando oculto por vegetación (y terreno, asumo). Y hasta el siglo XIX no se descubrió. Se sabía que había existido, pero se daba por perdido. Ahora el teatro puede contemplarse casi en su estado original, si exceptuamos el edificio escénico.
Se considera el teatro antiguo con mejor acústica.