En la parte norte de la provincia de Cáceres, en donde confluyen los ríos Tajo y Tiétar, en el mons fragorum de los romanos, se encuentra en una de las más ricas reservas de bosque mediterráneo.
Cuando lo conocimos, aún no era parque nacional (lo fue unos años después). Es un lugar que no puedo recomendaros más encarecidamente: tanto el paisaje formado por esos dos ríos, como la vegetación propia del bosque mediterráneo, como su riquísima fauna, son motivos de visita, aprendizaje y admiración. Siempre que pasamos lo suficientemente cerca y tenemos la oportunidad, lo visitamos.
Podréis disfrutar del buitre leonado de una forma única: decenas de ejemplares volando sobre vuestras cabezas y aterrizando en el roquedo en donde están sus nidos. Buitre leonado, pero no solamente buitre leonado: también el negro, también el alimoche, también la cigüeña negra, también el águila imperial. Un tesoro que debemos conservar siempre.
Como lugar indispensable dentro del parque (si no podéis ir a ninguno más, id a este) os recomiendo el Salto del Gitano, del que ya hemos hablado en este blog. También hay, a lo largo del parque, otros lugares para avistamiento de aves. Si podéis, subid también al castillo, desde donde tendréis una vista increíble.
No es necesario pagar entrada para disfrutar de este campo, pero como siempre debemos hacer cuando acudimos a un lugar así (además de lo obvio de no contaminar ni con nuestros ruidos ni con nuestra suciedad), haced algo de gasto, si podéis: un bocata, un refresco, un recuerdo. El pequeño gasto de cada visitante ayuda a mantener estos lugares con vida.