Cada equinoccio (en el de otoño, en el de primavera), un afortunadísimo rayo de sol tiene la dicha de llegar a Burgos, a San Juan de Ortega, a su monasterio y, en concreto, a este bellísimo triple capitel románico en el que se nos cuenta otro milagro, el de la Anunciación, ese momento en el que el arcángel Gabriel le dice a una niña que va a ser madre.
En el milagro del que habla este post tuvo mucho que ver Simón de Colonia, que realizó unas reformas en el monasterio haciendo que en esas fechas destacadas se produjera ese efecto tan embelesador.