¡Oh, tú, que me comes con ajenas muelas,
mascando con los dientes que nos mascas,
y con los dedos gomias y tarascas
las encías pellizcas y repelas;
tú, que los mordiscones desconsuelas,
pues en las mismas sopas los atascas,
cuando en el migajón corren borrascas
las quijadas que dejas bisagüelas;
por ti reta las bocas la corteza,
revienta la avellana de valiente,
y su cáscara ostenta fortaleza!
Quitarnos el dolor, quitando el diente,
es quitar el dolor de la cabeza,
quitando la cabeza que le siente.
Ya nadie odia como odiaba Quevedo. <3