Han pasado muchos años, pero sigo estremeciéndome cada vez que recuerdo el secuestro de Ortega Lara. Creo que él y Miguel Ángel Blanco fueron claves para conseguir dos cosas; una, consecuencia de la otra: sociedad unida contra los asesinos y el fin de ETA.
Cuando vi al pueblo vasco unido, supe que ETA estaba acabada. Recuerdo también el duro cántico de “ETA al paredón” de un pueblo completamente harto. Harto de sufrir y harto de callar. Cántico que, como he dicho muchas veces con temas relacionados, puedo entender, pero no compartir.