En España, hasta hace relativamente poco (un siglo, aproximadamente) existía la figura de la nodriza o ama de cría, que era una mujer que daba de mamar a bebés que no eran suyos (por diferentes motivos: porque la madre había muerto, porque no quería o no podía amamantar…)
Aquellos bebés que compartían nodriza se denominaban entre sí hermanos de leche, y de establecía un vínculo que en ocasiones duraba toda la vida.
Para que una mujer pudiera ser nodriza tenía que cumplir una serie de requisitos: “Art. 26. Las nodrizas á quienes las Juntas entregaren los niños expósitos, serán de matrimonio, asegurándose previamente de su robustez, suficiencia de jugo lácteo, moralidad y demás circunstancias que se requieren para la buena crianza y educación de los mismos expósitos”, según un documento de la Diputación de Guipúzcoa, por ejemplo.
Además, su trabajo -que normalmente se prolongaba hasta que el pequeño alcanzaba los siete años de edad (no necesariamente siendo lactante)- estaba supervisado para impedir abusos o malas prácticas.