Estamos en una época en la que, pese a tener más recursos que nunca y más preocupación por nuestros hijos que nunca, el nivel académico desciende.
Creo que hay muchos factores que nos han llevado a esta situación, y diría que el principal es que estamos confundiendo la actitud loable de cuidar sentimientos y emociones con la necesaria de ayudar a crecer intelectual y culturalmente. Y esto requiere exigencia, del mismo modo que no vemos problema en exigir cuando hablamos de las habituales tareas extraescolares.