Mérida, la extremeña, la de esa tierra de conquistadores que dieron nombre a otras Méridas, y Trujillos, y Medellines. Mérida, Emerita Augusta, aprendíamos de pequeños. También Augusta Emerita, según nos cuentan allí, en la propia ciudad.
Augusta, sí, por el emperador Octavio Augusto, que era él quien dirigía los destinos de este mundo entonces, y fue él quien decidió que aquellos soldados que habían participado en las durísimas guerras cántabras tuvieran un lugar de reposo con todas las comodidades, lujos y adelantos: con sus villas, su circo, su teatro, su anfiteatro. Los soldados eméritos encontraban en esta ciudad, Augusta Emerita, el mejor descanso posible.
Y si la visitáis, como no es ciudad que se visite en un día, también necesitaréis, como aquellos, un merecido descanso: os recomiendo su maravilloso Parador, en donde podréis degustar, descansar y disfrutar.