En el edificio que albergaba las llamadas enseñanzas menores de la Universidad de Salamanca (título de Bachiller, primer grado académico que tenían los antiguos universitarios) se podía leer la frase que hoy comentamos:
Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta. En resumen: que si no tienes capacidad, por mucho que estés en Salamanca, no te va a venir la inteligencia de la nada.