Me ha llegado hoy (Gracias, GeMMa), esta bonita reflexión. No se trata de hacer un análisis de precios, sino de quedarnos con el mensaje:
Esta botella de agua vale 0,20 céntimos en el supermercado, si la compras en el gimnasio vale 0,75 céntimos y si la pides en un bar te costará 1,5 euros. Pero si la pides en un avión puede llegar a costarte hasta 4,5 euros o más.
Es la misma botella, con el mismo agua, sólo cambia su valor dependiendo del sitio en el que estés. Así que la próxima vez que pienses que no vales nada, a lo mejor sólo se trata de que estás en el sitio equivocado.
Piensa en ello…