Lo sabemos todos: los verdaderos amigos y personas que nos quieren son aquellos que no siempre nos dan la razón (es muy fácil, facilísimo, dar siempre la razón y hacer que el receptor sienta que “esta persona siempre me apoya”, cuando realmente es todo lo contrario).
Hoy he leído un testimonio maravilloso de una hija que cuenta cómo su madre, hace ya décadas, la sentó un día, le hizo saber que estaba al tanto de su consumo de drogas, y le dejó claro que solamente había dos alternativas: o control estricto, sin dejarla salir de casa; o tratamiento. Literalmente “I WILL NOT bury my precious little girl” (no voy a enterrar a mi preciosa pequeña). La mujer que es hoy aquella preciosa pequeña agradece a su madre su determinación y, en resumen, su amor.
Este es un buen ejemplo del “quien bien te quiere te hará llorar”, frente al más bonito, más cómodo y más carente de amor “quien bien te quiere te hará soñar” (que también).