A mediados del pasado abril, alumnos de bachillerato de artes del instituto María Soliño, de Cangas de Morrazo, decoraron el palco de la música de Moaña con un mural homenaje a las mujeres de la zona. Hace un par de días, el mural amaneció con pintadas. Me he permitido escribir esta carta al autor de esas pintadas.
Quizá, cuando decidiste dejar tu huella sobre el mural del palco de la música de Moaña, no sabías quién era Luz Beloso. Te la voy a presentar: Luz Beloso es una de esas raras y necesarias mezclas de talento, bondad y capacidad de trabajo, una de esos imprescindibles que mencionaba Bretch. Particularmente, me gustaría decirte que si alguna vez necesitas ayuda y ella puede brindártela, lo hará.
Posiblemente tampoco sabías que Luz, junto con sus alumnos de Bachillerato de Arte, está embelleciendo Moaña, transformando en atractivo y multicolor lo que antes era anodino y gris, acercando el arte a las personas y las personas al arte. Y asumo que tampoco sabías que esos alumnos sacrificaron su tiempo libre para hacer más bonito nuestro pueblo.
Debo decirte también que me cuesta mucho entender qué te molestaba de esa obra, de ese bonito homenaje a tu madre, a tus tías, a tus abuelas, a tus bisabuelas. ¿Te molestaba, quizá, la redeira que está arreglando las redes para que los marineros puedan salir a pescar? ¿La pescantina que madruga cada día para que sus hijos y nietos (¿tú?) pudieran asistir a clase sin tener que preocuparse por traer dinero a casa? ¿Te molestaban todas esas generaciones que nos han regalado la vida que tenemos?
No consigo encontrar esa explicación que busco. Voy a terminar esta carta con el sincero consejo de que te desees cosas bonitas. Ojalá se te cumplan. Ojalá nunca más necesites estropear el trabajo de otros. Ojalá, de verdad, la vida te dé oportunidades de compensar esto.
Con cariño para Luz, para sus alumnos, y para todas las mujeres que en el mundo han sido, a las cuales les debemos todo.