Estamos en Nicaragua -vale, ya sabéis de qué poeta hablo-, en Nueva Segovia -qué bonito nombre-, en la localidad de Metapa -palabra procedente del nombre indígena Metlalpán, que significa algo como sábana de piedra-, y asistimos al nacimiento de Rubén Darío.
La fama universal de este poeta provocó que se cambiara el nombre de su localidad natal, que desde 1920 se conoce como Ciudad Darío.
Y teniendo en cuenta que se han cambiado nombres de localidades para homenajear a personas cuyas contribuciones fueron mucho menos relevantes o, al menos, menos bondadosas, diré que me parece maravilloso que esta ciudad lleve el nombre del poeta.