Es, con seguridad, una de las obras de arte más conocidas. Esta ola, ese dragón que quiere devorar a esos bravos marineros es, a su vez, un marco perfecto para la montaña que se ve al fondo del cuadro, el monte Fuji (la obra forma parte de una serie denominada “Treinta y seis vistas del monte Fuji”).
Se realizó con una técnica denominada ukiyo-e, consistente en dibujar directamente sobre papel o seda y, a continuación, se grababa sobre madera. Finalmente, se estampaba sobre papel. Así que de esta obra tenemos -literalmente- miles de copias.
Se supone que los occidentales tenemos la apreciación de que los barcos van de izquierda a derecha, mientras que un observador oriental (japonés, puesto que esa era la nacionalidad de nuestro autor) vería las embarcaciones dirigiéndose hacia la ola. No sé si mi cultura marinera ha pesado más que mi cultura occidental, pero yo veo a los marineros acercándose cada vez más a esa temible ola.
- La gran ola de Kanagawa (en Wikipedia).