Esta obra en aluminio (desconozco si se puede llamar escultura) de la estadounidense Anna Hyatt Huntington me fascinó desde la primera vez que la vi: representa a un anciano entregando una antorcha a un joven jinete.
La antorcha que se entrega es la antorcha del conocimiento, que va pasando de generación a generación gracias a la dedicación infinita de tantos. El lugar no podría ser mejor: en la plaza de Ramón y Cajal, rodeado por las facultades de Farmacia, Medicina y Odontología de la Universidad Complutense de Madrid, un lugar con una gran carga sentimental y afectiva para quien esto escribe.