En la carrera, ya en ese último año el que hemos -o eso creíamos- visto de todo, en la asignatura de Cibernética, teníamos un profesor que siempre ponía el mismo examen. Y, además, lo decía al comienzo del curso. La pregunta -única- del examen era la siguiente:
Cuéntame todo lo que sepas de la asignatura.
Solamente había una diferencia y una falta de certidumbre: el tiempo que el profesor dejaba para resolver tal pregunta, porque no es lo mismo que tengas media hora para responder que que tengas cinco horas.
Y, con eso, el profesor podía saber perfectamente tu dominio de esa materia.